Creo que buena parte de la ciudadanía española, por lo que he visto y escuchado, habrá respirado con un cierto alivio cuando se haya enterado que Mariano Rajoy deja la política y no volverá a presentarse a más comicios electorales; unos pocos, sirvan de ejemplos la Sexta Tv y lo que queda de La Cuatro, dejarán unos de sus filones informativos y tendrán que reinventar nuevos programas caso de que tarden en aparecer noticias sobre sentencias de casos de corrupción de algunos sinvergüenzas del Partido Popular.
A Rajoy se lo ha cargado, valga la expresión, una sentencia no firme y recurrida, pues tendrá que verse en el Tribunal Supremo, y la traición del PNV, partido este que ha faltado a su palabra de “vasco” y le dio el puntillazo final al ex presidente del Gobierno de España por la publicación de una sentencia publicada veinticuatro horas del debate de la moción de censura presentada por Pedro Sánchez, qué casualidad.
Llama a muchos la atención que el Senado, mayoría absoluta del Partido Popular, vaya a enmendar, para mejorar, los Presupuestos Generales del PP, y dicen las malas lenguas -no termino de creérmelo- que lo hará para que los 540 millones de euros otorgados al PNV a cambio de sus cinco votos cambien su destino hacia los bolsillos de los jubilados que más lo necesitan, léase las viudas. Buena parte del personal puro e inmaculado afirman que eso sería una venganza, hecho que yo afirmo; y es que la política, no se olvide, tiene mucho de venganza; yo, para que engañar o engañarme, me alegraría un rato largo de ello.
A muchos articulistas la noticia de la próxima retirada de Rajoy del coso político nos va dejar sin un pinturero personaje que otorgaba noticias y comportamientos para dar y recibir… o no, vaya usted a saber.
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