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Dos pueblos, un conflicto


Los regidores judíos actuales, Reuven Rivlin -presidente-, Benjamín Netanyahu -primer ministro- y demás miembros del gabinete en el gobierno de esta República parlamentaria, están actuando contra el pueblo palestino.

Como ningún asesinato en masa es progreso, sino un retorno a la irracionalidad, los dirigentes de todos los países del orbe deben presionar, ante este genocidio por parte del gobierno y ejército israelíes, a Israel no para acrecentar las actividades bélicas a favor de esta nación, sino para que se cumpla con las convenciones de Ginebra que rigen la conducta durante la guerra, y de este modo lograr, por el camino del diálogo, la paz. Pero ¿qué hacen al respecto determinados países árabes, la Unión Europea, los Estados Unidos de América…? El pueblo palestino se encuentra solo en medio de una realidad que le es hostil, que lo asesina, que intenta exterminarlo. No olvidemos nunca que “la guerra es la salida cobarde, dice Thomas Mann, a los problemas de la paz”.

La masacre israelí toma como excusa el fin de la tregua establecida hace seis meses por Hamás, que gobierna la Franja de Gaza, pero por encima de todo necesita propiciar un golpe mortal a los palestinos y a Hamás, ante las políticas del inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump. Estamos, pues, ante la mayor masacre de la población palestina en la Franja de Gaza en la actual generación; para encontrar algo similar hay que remontarse algo más de 50 años, hasta la Guerra de los Seis Días, también conocida como Guerra de junio de 1967 en la historiografía árabe

El pueblo palestino, gobernado por Hamás, sufre, desde el fallido “golpe de Estado” de junio de 2007 -conspiración de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) auspiciada por Israel- un férreo cerco económico.

Actualmente, dicho cerco es tan brutal que cerraron la mayoría de las panaderías, los bancos y demás comercios, y hasta las agencias internacionales de socorro debieron dejar de operar por falta de alimentos, medios y recursos.

El objetivo de Israel es propinarle un golpe demoledor a Hamás y esperar que, luego del retiro de los tanques y el fin de los bombardeos, Hamás capitule o sea desplazada del poder por la Autoridad Palestina de Mahmoud Abbas. ¿Aflojarán los judíos el cerco? ¿Continuarán con la masacre de palestinos? ¿Se abrirá un diálogo definitivamente positivo entre el poder judío y el de Hamás?

Si “la guerra, expresa Plinio, es un atentado contra el género humano”, los Estados Unidos de América, la Unión Europea, Egipto… están obligados ante el mundo a detener esta matanza de palestinos por parte de Israel. ¿Cómo? Una buena medida para que los palestinos posean nación propia y la paz se asiente en Oriente Próximo consiste en aislar transitoriamente a Israel con el cierre de sus embajadas y consulados en los países que las tienen. De esta forma, el goliat Israel quedaría arrinconado, diplomáticamente, con las naciones del mundo que llevaran a cabo este boicot provisional hasta que el diálogo entre israelíes, palestinos y una representación de la ONU fructificara, en armonía, para judíos y palestinos. Pero, como todos sabemos, los Estados Unidos de América abrió una embajada en Jerusalén el 14 de mayo de 2018. ¿Qué países del orbe tienen gobiernos capaces de tomar esta medida como principio al cese de las hostilidades y, por ende, al reinado de la paz en esta parte del mundo? Aquí queda escrita la pregunta.

 

 

 

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