Todo el jolgorio del pasado día 8-M se inició el día que Rajoy de forma indolente decidió conceder una entrevista radiofónica en “Onda 0” al periodista Alsina, y este, como el que no dice nada, preguntó al “enemigo público número 1 de España para muchos”, tal vez demasiados, “qué le parecía la brecha salarial entre hombres y mujeres”, y Rajoy frunció el ceño y pronunció su famosa frase “que le parece si eso lo dejamos aparcado por ahora”.
Ante esa forma única de eludir un problema real del mundo del trabajo por parte del presidente, se comenzó a urdir una, por no decir la mayor, manifestación histórica que ha tenido repercusión internacional y que ha sido una nueva pregunta a los miembros de gobierno de Mariano que, si quieren seguir medio vivos, deberán responder de manera correcta intentando aplicar correctivos legales que subsanen tal injusticia en un tiempo más o menos prudente.
En un 95% me pareció formidable y digna de bendición no eclesial el comportamiento de los millones de personas que en todos los pueblos y plazas de España se dieron cita para de forma lúdica volver a preguntar aquello de Alsina; de momento se ha conseguido que Rajoy se coloque un lazo morado en la solapa, que ya es decir, tenga una reunión con las limpiadoras de habitaciones de hoteles, las kellys, para saber directamente de sus problemas, y el miércoles, quiera o no, tendrá que hacer alusión al tema de la brecha salarial en el pleno que hay convocado para tratar el tema de las pensiones de los jubilados.
El único “pero” que pondría, y que pongo, se lo llevaría la eterna joven secretaria del Sindicato de Estudiantes por intentar hacer de un tema transversal, el día de la mujer y su problemática, un tema netamente político y anticapitalista cuando en un par de ocasiones sopló candela a las políticas Levy (PP) y Villacís (Ciudadanos) por ser de derechas; que no, que ese no es el tema sino el de género; pero no se entera Ana García “la siempre “secre” del Sindicato de Estudiantes”, que estudia bastante poco.
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