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El Copo. Jubilados en lucha


El PSOE de Zapatero nos congeló la limosna a los jubilados, y el PP de Mariano entreabrió la puerta del congelador con un 025% de subida de la dádiva estipulada, o sea, una viruta de calderilla que no alivia nada ante la subida de precios e impuestos indirectos y otros que van directamente al corazón, me refiero a los fármacos que están en estudio, y además agradecido a los prebostes de la economía.

                Tras más de cuarenta años de servicios en los distintos ministerios de Educación, de pasar hambre por los años 50 del pasado siglo, de impartir clases particulares a estudiantes de “enseñanza libre” para llegar con dignidad a fin de mes, de aprobar cuatro oposiciones, a saber, de ingreso en el escalafón de maestros nacionales, de otra llamada a “plazas de más de 10.000 habitantes”, de profesores de escuelas anejas a las Normales (algun@s no saben de lo que escribo), de aprobar aquellas del exterminado Cuerpo de Directores Escolares por orden de Felipe González, y de ser nombrado por Consejo de Ministros Vicepresidente del Consejo Nacional de Educación, después de todo eso y de seguir afilando la punta del lápiz para dividir la mezquina cantidad por treinta puñeteros días que tiene el mes, cabe preguntarse: ¿de qué entró un servidor en el Magisterio Nacional?

                Y el detalle es que tenemos que estar agradecidos a izquierdas y derechas porque la manduca -las habichuelas que decía mi padre- la tenemos asegurada, pues todo es cuestión de no sobrepasarse y creer uno que es el rey de los tiesos; aunque conviene y es justo decirlo que cuando uno observa el horizonte de personas que conoce y no llegan a fin de mes, queda un servidor convertido en una manifestación sagrada ante tantos seres mirando los lunes al sol y que no llegan a primero de mes, incluyo a jubilados que cobran miserables pensiones.

                Más todavía, con tan poco como tenemos asistimos, un mes y otro también, al milagro de la multiplicación de los panes y los peces -aunque estos últimos sean morralla-, pues gracias a este ejército de mutilados frenamos, con aportaciones a nuestras familias, la auténtica revolución que este país necesita.

                No politicen la rebelión de los jubilados porque esta es una cuestión de Estado; pacten lo mejor o lo que puedan, porque lo único que nos falta sería recibir algún que otro porrazo por echarnos a la calle, miren que ya no estamos para carreras, tropezones y cosas de antaño.

                Y ha muerto Forges.

 

www.josegarciaperez.es 

 

 

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