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El buen humor


El buen humor no entiende de ideologías, ni de fronteras, ni de símbolos patrios. El buen humor es la propensión a encontrarse alegre y complaciente. Él “es el mejor traje, dice William M. Thackeray, que puede lucirse en sociedad”. Sin embargo, la tristeza, el amargor, la aflicción… restringen no sólo el sentido del humor, sino también los de la creatividad y la espontaneidad. Por ello, la inquietud y la ansiedad excesivas significan mortificarse más de lo que desazonan los propios problemas. Para que esto no suceda es preciso mantener un sano sentido del humor.

Recientes estudios afirman que los efectos del buen humor y la habilidad de reír son muy positivos. El humor, utilizado sabiamente, ayuda a despejar la mente, a optimizar la sincronización con otros seres humanos, a actuar en beneficio de la sociedad… sin necesidad de tomarse tan en serio la vida y todo cuanto ésta conlleva. Es evidente que quien entiende la existencia y el sentido de ésta se comprende a sí mismo, admitiendo las cualidades tanto como los defectos.

El bienestar anímico es gozar de la salud emocional que ayuda a realizarse al individuo, a sentirse bien con uno mismo y a disfrutar de unas relaciones satisfactorias con las demás personas, ya sean de su entorno o no. Si un sujeto está triste, huraño, seguramente es porque no se estima a sí mismo o se subestima. La persona que suele estar siempre con buen humor tolera lo desagradable, se enfrenta a lo inesperado y sonríe a lo insoportable.

El humor genuino siempre es respetuoso, destacando la debilidad humana, pero sin ofender ni destruir a nadie. Ciertamente, quien sabe reírse de sí mismo y de sus problemas, siempre tendrá con qué divertirse. “El verdadero humor, manifiesta Hermann Hesse, empieza cuando ya no se toma en serio la propia persona”. Por consiguiente, para tener buen humor, para estar en paz consigo mismo y con los demás, debemos mantener el corazón libre de odio y rencor e indiferencia…, y la mente alejada de lo superfluo, de lo inoperante. Vivir una vida con sentido, trabajar con tesón y constancia por acrecentar la calidad de nuestra vida y la de otras personas, engendrar y cultivar la alegría para disfrutar de ella y para introducirla en las personas con las que nos relacionamos, aunque sean en muchos aspectos íntimos distintas a nosotros…, es vivir con autenticidad, con buen humor.

 

 

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