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Desengaño


Mi anterior columna la titulaba “el engaño”; esto es: la expresión de la mentira. La fábula de “el zagal y las ovejas” fue el apoyo literario para exponer lo que deseaba.

La presente le añade al título de aquella el prefijo des- que invierte el sustantivo, esto es: destruye el engaño y lo vuelve a la verdad a veces más dura y desagradable que el propio engaño el cual alimenta una vana ilusión.

Así, el desengaño amoroso expresa el daño sentido al no verse correspondido o experimentar que no se cumple lo esperado. El desengaño amoroso rompe todas  las expectativas puestas en el ser amado y en el futuro ideado con él.

Campoamor lo manifiesta en el tren expreso

Más ciego cada vez por la hermosura

de la mujer aquella,

al fin la hablé con la mayor ternura,

a pesar de mis muchos desengaños;

El viajero español, no escarmentado de sus desdichas anteriores, deslumbrado por la belleza de la francesa, compañera del departamento, se olvida de pronto de quien le robó el albedrío.

Algo semejante se describe en “Anatómica” de Enrique Geenzier:

Abrid, abrid, doctor, que aquí hay un nido

Y lo habita un reptil: ¡el Desengaño!

Y continúa diciendo:

--Enfermedad moral, pobre paciente,

no le cura la ciencia en su adelanto …

¿Extraigo el corazón?—Precisamente

el corazón , doctor …!me duele tanto!

No sé por qué, ese tipo de dolores se ubican precisamente en la víscera cordial.

¿Quién no ha experimentado alguna vez un doloroso desengaño? ¿Cuántos desengaños experimentarán los políticos después de la elecciones? ¿Y los votantes?

Muchos participantes en los juegos de azar que ilusionados esperan el golpe de la fortuna se sienten defraudados y desengañados.

Para desengaño el que habrá experimentado la familia de Dª Carmen Franco por la ausencia, según leo, de los reyes eméritos en el tanatorio, donde descansaban sus restos mortales. Don Juan Carlos no debería olvidar que fue rey por decisión de Franco, el padre de la finada, quien siempre lo distinguió con su respetuoso afecto. Olvidarlo es una muestra de ingratitud colosal. No desdeño la posibilidad, por razones obvias, que entre ellos surgiera una buena amistad. Los versos de Zorrilla dan razón de una omisión imperdonable:

Así por sus altos fines

dispone y permite el cielo

que puedan mudar al hombre

fortuna, poder y tiempo.

 

 

 

 

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