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Un Sol que muchos no quieren ver


A pesar de que la comunidad científica internacional reconoce, incluida la OMS, que la homosexualidad no se puede considerar una enfermedad, ciertas personas más o menos expertas en el tema de la sexualidad humana afirman que la homosexualidad sí es una patología mental.

Sobre esta aseguración sumamente desdichada he de aclarar, avalado por las investigaciones que con rigor científico se realizan, especialmente en EE UU y en el Reino Unido, que el comportamiento homosexual, tanto en hombres como en mujeres, no es una enfermedad mental. Dicha conducta homosexual ya fue permitida y aprobada por culturas antiquísimas y totalmente diferentes.

Hoy en día las investigaciones científicas que se están llevando a cabo sobre los factores desencadenantes de la homosexualidad encuentran dificultades extremas por el origen multifactorial de la conducta humana.

Por ello, la interpretación sociobiológica de este proceder humano es actualmente un tema sumamente controvertido. Para una mayoría de científicos el comportamiento homosexual es común en muchas especies de animales, desde insectos hasta mamíferos, aunque incluido en otras dimensiones. Ciertamente, hay en la conducta homosexual una variabilidad genética, comprobada con resultados experimentales, es decir, podemos hablar de los genes de la homosexualidad que predisponen o condicionan a esta práctica sexual. Es verdad que estos genes predisponen más que determinan la conducta homosexual. Así, pues, los rasgos genéticos y neuroanatómicos están correlacionados con la orientación sexual, pero la multicausalidad  de los mismos es aún desconocida.

Según estudios recientes, la herencia genética tiene mucho que decir, ya que ésta parece estar ligada, en los homosexuales, al cromosoma X. La rama materna es la que da una tasa más elevada de homosexuales en la población (tíos maternos, primos maternos hijos de tías... son los más proclives a la homosexualidad). Otros científicos, además de asociar la conducta homosexual a los genes, han comprobado que ésta también depende de alteraciones anatomofisiológicas en la estructura cerebral. Aunque es evidente que la homosexualidad tiene una base científica aún en estudio, ésta se halla muy desprestigiada y a veces silenciada o anulada por culturas, religiones, ignorancia..., incluso por rechazos personales de tipo irracional e inhumano.

De lo expuesto anteriormente se deduce que las personas gay, como se les denomina actualmente a homosexuales, lesbianas, transexuales, etc., nacen y mueren gay. Dichas personas tienen dos alternativas durante su caminar por la vida: vivir dichosos reconociendo y aceptando su naturaleza o vivir desdichadamente intentando cambiar quienes son sin lograrlo. El reconocimiento de ser gay es el primer paso a una vida digna y plena.

 

 

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