Mientras Artur Mas anda pidiendo a los suyos que vayan por la calle con una hucha pidiendo de cinco a diez euros para abonar unos cinco millones de euros de “multa” por cachondearse de la ciudadanía, Forcadell, la presidenta del Parlamento de Cataluña se cisca en la dignidad del pueblo español -incluyo Cataluña- y aprueba ilegalmente la norma básica del imposible proceso separatista. Al mismo tiempo, las CUP solicitan la formación de los Países Catalanes con la integración de Aragón y el aplauso enfervorecido del podemita Echenique.
A través de “la hormiguita atómica”, Soraya, vicepresidenta del Gobierno de España, que ha salido a la palestra para anunciar las primeras medidas que se llevarán por delante, políticamente, a los insurrectos que han iniciado hoy un golpe de Estado al estilo Maduro; parece ser que Partido Popular, PSOE y Ciudadanos están de acuerdo en que se tomen medidas políticas y legales, aplicación del artº 155 de la Constitución o puesta en marcha de la Ley de Seguridad Nacional -soy amante de esta última- para frenar la locura, el desacato, la cantada y la putada que Juntos por el Sí, Esquerra y las CUP, con el encogimiento de hombros de Podemos, desean llevar a cabo en territorio español saltándose la Constitución, nuestros derechos constitucionales, la soberanía del pueblo y posiblemente la paz que gozamos.
Esta gentuza, me refiero a los políticos catalanes que han protagonizado la patochada de hoy en el Parlamente, quieren líos que lleven a los ciudadanos más allá de pagar la comunidad de vecinos, quiero decir que desean enfervorizar al pueblo catalán para que arremeta contra la ley, mientras ellos buscarán vericuetos por los que salvarse del pellizco de la Justicia y la Dignidad.
Su deseo es aparecer como mártires ante el pueblo, pero hoy, públicamente y en directo, se han retratado, especialmente Puidgdemont y Oriol, escudándose en Carmen Forcadell, como auténticos cobardes disfrazados de heroicidades golpistas.
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