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El Copo. Feria de Málaga


Malagueños: abrid el baúl de los objetos olvidados y depositad en su fondo los fármacos y la mala leche por la crisis económica. Alejad con ceremonias los fantasmas del sueño y del aburrimiento, preparad con bálsamo de corredores los pies adormecidos en los tajos del trabajo. Poned vuestro cuerpo bajo la ducha de la alegría, y que ella riegue la mediocridad de nuestra existencia. Sazonad con especia de picardía vuestras carnes, quebrad el candado del alma y que el misterio de la ciudad que todo lo acoge y todo lo silencia alumbre la sombra de nuestras vidas.

Trinitarios y percheleros, capuchinos y espíritus de la Coracha, jóvenes y ancianos, paleños, gentes del Compás, gitanos de la Cruz Verde y Los Negros, vecinos de Huelin, panda de los Montes, hombres y mujeres de Maqueda y Campanillas, cofrades con castañuelas y timbales, rameras y gays, políticos y locos, gorrillas y mozas: el pecado nos espera.

Nos temen los puros, cautos y vírgenes sin mancha. Se encienden lamparillas de aceite por nuestra salvación eterna y se rezan rosarios por los claustros. Antorchas, camino del Seminario, alumbran las estaciones del Vía Crucis y llegan los brujos para sanar la ciudad después de nuestro canto a la alegría.

Sacad los trajes de lunares, el sombrero de ala ancha, encended en el cuenco de la mano la llama de la hospitalidad, rebautizad Málaga, la señora, la ciudad, la tierra, la locura y el jolgorio.

Que suenen, repiquen y cabalguen verdiales y malagueñas; que corra como río el Baco dulzón de nuestros Montes; que los enamorados se besen y copulen sin descanso para escándalo de los puros; que restalle el látigo y doblen los aburridos y beatos la esquina que los condena a la nada.

Hoy es feria, el reencuentro, el preludio de una semana sin descanso, el juego de los cuerpos apretujados, el guiño que conduce al camastro; hoy toca desvestirse de pudor y presentarse al mundo tal como se es.

Que un beso cubra Málaga. Es feria, la nuestra, la vuestra, la mejor, aunque yo me quede a la espera de la brisa de levante que acaricia la frente del mendigo rico.

 

www.josegarciaperez.es

 

 

 

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