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La otra mirada. El personalísimo “nihil obstat” de Antonio Soler


Lo malo de los listados (al igual que las antologías) es que son una reducción. Elaborar un inventario bajo el parámetro segregacionista de una supuesta e imaginada “limpieza de sangre” que otorga al electo una pretendida cualidad que lo eleva a los altares parnasianos es, además de arriesgado, postulante a lo tendencioso.

El laureado y magnífico novelista malagueño, Antonio Soler, acaba de enviarle al alcalde de Málaga, mediante su habitual columna de opinión en uno de los más relevantes medios de comunicación de esta “Ciudad del Paraíso”, su personal y particular listado de escritores malagueños con pedigrí. Sería justificable la ausencia de determinados nombres de estos listados “de cerrado y  sacristía”, si estas expulsiones obedecieran a accidentales despistes sin otra maldad que el desconocimiento o el olvido casual (que no causal). Pero cuando se cae en la reincidencia obstinada, entonces se ha perdido la inocencia y el cándido listado se convierte en partidista, dogmático, excluyente y sectario.

No es la primera vez que una nómina de escritores, con “nihil obstat”, se le ofrece al magistrado político como única alternativa. Desde hace décadas venimos sufriendo una supuesta “auctoritas” literaria que concede bulas y prerrogativas a amigos, cofrades y frecuentadores de la Arcadia malagueña, emergiendo en un catálogo oficialista que eclosiona cada vez que la ocasión así lo precisa.

Y Soler, notable narrador malagueño, ha desempolvado, por enésima vez, la alcanforada letanía para recordarle a Francisco de la Torre los linderos del Elíseo malacitano. El autor de los “Héroes de la Frontera” abandona en las afueras, transterra en los polígonos de la ciudad soñada por Aleixandre, a autores tan cabales y necesarios como Miguel Romero Esteo (dramaturgo, Premio del Consejo de Europa), Rafael Ballesteros (Premio Andalucía de la Crítica), Juvenal Soto (Premio Andalucía de la Crítica), Albert Torés (Premio Andalucía de la Crítica), Rosa Romojaro (Premio Andalucía de la Crítica), Sergio Barce (gran novelista, Premio de Novela Tres Culturas), Antonio Gómez Yebra (el autor de literatura infantil más importante de Málaga), Francisco Morales Lomas (presidente de la Asociación de Críticos de Andalucía), Manuel Francisco Reina (Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza), Julio Neira (uno de los más relevantes investigadores literarios del momento), Antonio Garrido Moraga (eminente analista y crítico literario, además de poeta y narrador, Académico de Número de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, Académico Correspondiente de la Real Academia Española y exdirector del Instituto Cervantes de Nueva York), Salvador López Becerra (exdirector de varios Institutos Cervantes), José María Prieto, Manuel Salinas, Antonio Abad, Antonio García Velasco, Juan Gaitán, Filo Romero, Carlos Guillermo Navarro o Rafael Inglada, por sólo citar a un limitado ramillete de magníficos poetas, narradores, dramaturgos y ensayistas malagueños. Resulta estremecedor observar cómo Soler deja en la cuneta la titánica y nunca bien ponderada labor de edición y difusión literaria que han llevado a cabo Francisco Peralto, desde su editorial familiar o Paco Cupián a través de su militante disidencia. Su amnesia o, quizás, su sectarismo prescinde de nombres tan llenos de esperanza como Antonio J. Quesada, Jorge Villalobos (por cuya obra ya se ha interesado Luis A. de Villena), Álvaro Campos, Kris León, Francisco Quintero González, Álvaro Galán, Diego Medina o Jesús Baena.

Quienes se atribuyen la “auctoritas” suficiente como para discernir entre el bien y el mal poseen la insolencia necesaria como para aconsejar a los poderes públicos cómo han de separar el trigo de la cizaña: ¡Santiago y cierra España!

Pero el manido listado, el rancio catálogo, con su pátina de modernidad no deja de ser una ampulosa posverdad que, por reiterada, resulta cansina y emética. Además siempre fue, y lo sigue siendo, una purga, en toda regla, al más puro estilo estalinista, porque tiene mucho que ver con aquel viejo adagio que establecía: “El que no está conmigoestá contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”.

 

 

 

Comentarios
  • Roberto Juan Martín Gonzalez

    1 August 2018

    No pretendo, ni lo haré jamas incluirme en una lista de magníficos poetas, pero si romper una lanza en favor del que sin tener la ocasión de haber estado inmerso el la literatura, públicamente, por otras ocupaciones profesionales, pero si trabajando a nivel privado, en el estudio y ejecución de la poesía durante más de 50 años y poniéndola a disposición de quien quiera saber. Pues son trabajos muy validos de investigación y ejecución de estas materias. felicidades Pepe por esta puesta en escena de un problema eterno que impera la subjetividad.

  • Filomena Romero

    15 August 2017

    Muchas gracias Pepe, por la parte que a mí me toca, aún sintiéndome tan olvidada, siempre recurro aquel dicho cuyo autor no recuerdo muy bien en este momento, pero como podemos ver su sabiduría era patente, que dijo: Ni son todos los que están. Ni están todos los que son... o viceversa,como gusten que más da.

  • Antonio García Velasco

    31 July 2017

    Gracias, Pepe, por la defensa que haces de quienes no estamos incluidos en la lista de Soler. Hemos hablado mucho de las cuadras literarias. Recuerdo que, en una ocasión, fui invitado como poeta a una reunión en Granada, una especie de Jornadas de Poesía andaluza. A otro malagueño invitado se le ocurre declarar públicamente que, en Málaga, sólo eran poetas los que figuraban en una antología preparada por él o un amigo suyo. ¡Paradojas en las que incurren quienes sólo se ven a sí mismos y a los de su cuadra! Un abrazo

  • Antonio J. Quesada

    30 July 2017

    Gracias, querido amigo Pepe, por tu cariño y por lo que me toca. No sabía de la aventura que comentas (son la ventajas de no leer prensa escrita más allá de la deportiva, y menos local: las catetadas prefiero verlas con mis ojos, no leerlas). Pero, en fin, me parece lo normal: él va a lo suyo. Como yo cuando no abro un diario local: voy a lo mío.
    Abrazos muy fuertes,

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