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La integridad


      Días atrás en un programa de televisión fue entrevistado un periodista que estuvo secuestrado durante trescientos días por un grupo islamista y ha escrito un libro relatando todos los pormenores de su secuestro.

    Iba acompañado en el momento de su detención por otros dos periodistas más, pero al final le separaron  de los otros y estuvo retenido solo en una especie de celda.

    Le preguntaron entre otras cosas que le decían o pedían sus secuestradores,  una de ellas era que se convirtiera al Islam y sería liberado, contesto que por dignidad y convicción se negó, lo cual produjo extrañeza  a los que estaban presentes, alguno de los que participaban se sorprendió al conocer su negativa a convertirse a esta religión, estimaba que hubiera sido lo lógico que se convirtiera para salvar la vida y que lo haría la inmensa mayoría de la gente, el periodista contesto que él no formaba parte de esa mayoría.

  Estamos viviendo actualmente la tragedia de este español, Ignacio Echevarría,  que por defender a una mujer en Londres  fue asesinado en el atentado de este sábado pasado, acudió sin pensarlo para defender a esta persona “armado” con un patinete, fue un auténtico acto de valor fruto de su integridad y sus creencias.

   La tragedia vivida por su familia, que durante más de cuatro días ha estado sin noticias sobre su situación, la reacción que han tenido ha sido ejemplar ante la inexplicable actuación de la policía y las autoridades inglesas.

   La actuación del periodista como la de este joven ha sido fruto de su integridad personal, son personas con una escala de valores que les hace actuar de esta forma aunque suponga un riesgo para su persona.

  La integridad desde el punto de vista ético, pues tiene otras acepciones, implica como fundamento de la misma la coherencia, una persona íntegra vive de acuerdo a su escala de valores independientemente de las circunstancias, aunque estas sean muy difíciles y puedan implicar su integridad física como en el caso de Ignacio Echevarría.

   Actualmente si nos viéramos implicados en una situación semejante ¿Qué haríamos? ¿Acudiríamos a defender a esta mujer? O en el caso del periodista ¿Nos hubiéramos mantenido firmes aunque pudiéramos ser asesinados?.

   Nuestra hedonista sociedad es incapaz de defenderse, hace ya algún tiempo que Arturo Pérez Reverte, gran escritor y periodista políticamente incorrecto, manifestaba a raíz de los atentados de Paris: ¿Y si los centenares de la discoteca se hubieran abalanzado contra los del Kalashnikov…?"   "¿Imaginan cuánto duraría un terrorista europeo con un arma en una mezquita siria?" , armo un auténtico revuelo en las redes sociales, pero retrata una realidad de nuestra sociedad que está inerme ante las amenazas que tenemos.

   Hay varias formas de definir la integridad, me voy a fijar en dos, la primera es la llamada integridad personal el que la posee se caracteriza por su honestidad, la firmeza de sus convicciones, posee un control emocional que le permite superar con éxito las situaciones conflictivas o difíciles, tiene un gran respeto por las otras personas, es intachable, directo, siempre se puede confiar en él,….

   La integridad moral  se caracteriza por la concordancia del pensamiento con las acciones que realiza, el comportamiento se ajusta a su escala de valores y en el caso de los católicos dicha escala se ajusta lo establecido por la Ley de Dios.

   Hoy por desgracia para muchos millones de personas rige aquella famosa frase de los hermanos Marx: “estos son mis principios, si no le gustan tengo otros”, que es la antítesis de la integridad.

   El ejemplo y testimonio que nos han dado estas dos personas constituye un ejemplo a seguir pues nos han dado muestra de una gran integridad personal.

 

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