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La buena noticia. Sube el empleo


      Cada vez que las estadísticas recogen el aumento del empleo en España, dato que gracias a Dios llevamos leyendo repetidamente en los últimos años de la crisis, parece ser que les sienta como un tiro a los sindicatos y, según de que comunidad se trate, a la oposición correspondiente. Cuando todos se deberían alegrar por esos datos positivos.

       El ingenio se dispara en busca de los “peros”. A los hechos reales hay que ponerles todos los aditamentos posibles para desvirtuar o difuminar la realidad. A lo largo de los últimos meses unos miles de personas, procedentes del desempleo, disfrutan de un trabajo más o menos bueno, más o menos duradero, pero siempre superior en calidad a la ausencia del mismo.

      En nuestra querida provincia de Málaga los datos se mueven en función del turismo. No le demos más vueltas. Solo tenemos que ver nuestras ciudades a cualquier hora. Riadas de turistas de todos los países del mundo llenan nuestras calles, petan nuestros museos y se “castigan” con el disfrute de nuestras playas, restaurantes, merenderos y demás lugares de esparcimiento. El centro de Málaga se ha convertido en un gigantesco hotel lleno de pequeños apartamentos turísticos de bajo costo.

     Los que peinamos canas recordamos con cierta añoranza aquella Málaga en pleno auge industrial de nuestra juventud. Intelhorce, Amoniaco Español, Futjisu, Mayoral, Confecciones Estorch, Punto Industrial, Citesa, Confecciones Marcelino… De Málaga salían más pantalones, teléfonos, ropa interior de señora y moda infantil que de casi ninguna provincia española. Toda esta industria ha desaparecido. El boom de la construcción ha pasado totalmente. Ya no vemos venir cuadrillas de obreros del andamio del resto de Andalucía, de Murcia, Extremadura o Castilla. Ya no se subastan encofradores o ferrallistas al mejor postor. El boom del empleo en el ladrillo cayó en picado en los primeros años del siglo XXI. Aquello ya pasó. Pero hay un futuro esperanzador.

        Mi buena noticia de hoy me la transmite ese reciclaje de nuestra provincia. Ese mejor aprovechamiento del agro axárquico basado en el cultivo de frutos tropicales y sobre todo la creación del Parque tecnológico, el PTA. Da gusto ver la cantidad de empresas y de emprendedores basados en el ingenio y la creatividad, (me niego a poner I + D + D). Empresas modernas que han convertido el valle del Azahar en el “Guadalhorce Valley” malagueño. Oro puro, aunque nos hagan sufrir atascos en sus alrededores.

    Sigo esperando con ilusión que algún día se valoren los esfuerzos de este país por resurgir de sus cenizas, que no nos molesten los turistas, que son oro puro para nuestra economía, y que, aunque sea por una sola vez, los sindicatos y la oposición a lo que sea, reconozcan que las cosas van un poco mejor. ¡Qué les cuesta reconocer lo evidente!

 

 

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