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El automóvil enemigo público


     Desde ya bastante tiempo al automóvil se le ha puesto en el “ojo del huracán” como el gran contaminador del medio ambiente, así al comienzo de las Navidades pasadas en la capital de España, se establecieron una serie de prohibiciones para circular por la Gran Vía, empezó con el puente de Nochebuena, aunque al final se relajaron estas medidas.

    La prohibición de circular por la Gran Vía, se tomó con improvisación a mi juicio, sin hacer una valoración de las consecuencias, el resultado fue un gran caos, la prueba de lo poco estudiada que estaba es que tuvo tres resoluciones judiciales obligando a permitir el paso de una serie de vehículos que habían quedado fuera.

   El día 28 de Diciembre pasado, también en Madrid, se inició una nueva modalidad consistente en permitir solo la circulación de aquellos vehículos con matrícula par, la próxima serían los que la tengan impares, creo que no se ha vuelto a repetir.

   La causante de la contaminación como sabemos es la emisión de gases que se producen en todo proceso de combustión,  cuanto más material combustible se queme, mayor es la emisión de gases.

   Las calefacciones de los miles de edificios no han sido afectadas por las prohibiciones, aunque gran parte de ellas funcionan con gas todavía las hay con otros combustibles fósiles, las líneas de autobuses públicos cuya gran flota de vehículos generan muchos gases contaminantes, pues sus grandes motores son de tipo diésel, no han empezado a sustituirse por otros que emitan menos o no sean contaminantes como los que funcionan con gas, esta era de las propuestas electorales de los actuales mandamases del ayuntamiento de Madrid.

   Desde pequeño he ido periódicamente a esta capital, pues tengo bastante familia allí,  cuando estaba a pocos kilómetros, hace ya algunos decenios, se veía la “boina” de gases que tenia la capital, la causa la utilización de carbón mineral en las calefacciones y en los procesos industriales, en aquellas fechas no había tantos coches, en verano se atenuaba considerablemente o incluso pasaba desapercibida ya que las calefacciones estaban apagadas.

  Igual ocurría en Bilbao que además de las calefacciones tenía los altos hornos y especialmente en Londres por la utilización masiva del carbón en las calefacciones y procesos industriales.

    Las prohibiciones solo han afectado a los vehículos a motor, pero no a otras fuentes de emisión de gases como he señalado, por eso estimo que se trata una medida con un elevado componente ideológico, el enemigo es el vehículo privado.

     Paris, que fue la primera capital en restringir el acceso de los automóviles por matricula, está empezando a cuestionarse esta decisión, estudian otras soluciones, diversos expertos han señalado ya, que estas medidas no sirven para nada a efectos de contaminación.

    Los pasos que se están dando en las capitales europeas consisten en impedir el tráfico de coches viejos o altamente contaminantes, se ha establecido en algunos países un sistema de etiquetado colocado en el parabrisas, señala el tipo de motor que lleva y como los de determinada etiqueta no pueden circular determinados días y tampoco por el centro de las ciudades

    Medidas semejantes se piensan tomar en Madrid y otras ciudades prohibiendo la circulación de coches con muchos años, pero esta como otras semejantes, afectan a los que tienen menos recursos y obligan a las empresas de transporte a sustituir la parte de la flota más antigua.

    Los que tienen coches viejos  son los que no pueden comprarse un vehículo nuevo, ¡que más quisieran ellos!, los que disponen de recursos tienen coches nuevos, incluso dos, uno con matricula “par” y otro con matrícula “impar”.

    Aunque algún lector haya podido pensar que estoy en contra de limitar la emisión de gases se equivoca, tenemos que poner los medios para minimizarla pero actuando con inteligencia, la proliferación en el futuro, a medio plazo, de  coches eléctricos o  con gas será fundamental.

   Lo ideal es que los gobiernos empezaran a subvencionar a los compradores de coches eléctricos para así animar a los fabricantes de automóviles a aumentar la producción de este tipo de  vehículos, ya se hizo en su día con el gasoil; los actuales coches eléctricos tienen todavía un elevado costo, la fabricación de vehículos con motores diésel empieza a disminuir y a medio plazo su producción será muy escasa y limitada.

   Estas prohibiciones en el fondo son pruebas para a medio o largo plazo se imponga un determinado modelo de ciudad, propio de determinadas opciones políticas que son enemigas del vehículo privado, pero que yo sepa, ninguno de estos líderes van a su actividad en transportes públicos o en bicicleta.

    Ante todo, estas decisiones deberían ser consensuadas escuchando a los expertos, y si se prohíbe la circulación de determinados automóviles hay que acompañarlo de medidas para paliar sus efectos: desde reforzar las líneas de transporte público hasta que sea gratis en los días de las prohibiciones, además de dar subvenciones y líneas de crédito para que los que tienen menos recursos puedan adquirir un vehículo nuevo.

   Evidentemente hay que poner todos los medios posibles para disminuir las emisiones de gases, pero por favor, hay que utilizar algo más la inteligencia poniéndola por encima de la ideología a la hora de tomar decisiones.

   El automóvil desde que se inventó y fabricó ha sido y será un elemento clave e imprescindible  para nuestra civilización y seguirá siéndolo aunque varíen los combustibles utilizados.

 

 

 

 

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