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“La España real”


Julián Marías en 1976 dirigió la “Colección boreal”, de Espasa-Calpe, como complemento de “Colección austral”, de la misma editorial, inaugurándola con el título que encabeza este escrito. Al parecer, aquella colección, dejó de publicarse.

El magisterio de Ortega le influyó, de modo decisivo, inoculándole su filosofía que divulgó con profunda convicción dándole, con su “visión responsable” su particular matiz, enriqueciendo la obra del maestro.

Tanto Ortega como Marías se adelantaron a su tiempo con premoniciones auténticamente proféticas. El libro fue publicado en los albores de 1976 y según confiesa su autor fue escrito “entre julio de 1974 y agosto de 1975, menos su Epílogo ‹‹¿Qué vamos a hacer?’››” que lo escribió a finales de ese año. En tales fechas concluye una etapa histórica y se inicia una nueva en la que estamos.

Al final de su prólogo escribe: “Para no tener que considerar con melancolía, una vez más ‹‹la España que pudo ser››, intento poner en claro ‹‹la España que podrá ser››”.

Los cuarenta años transcurridos desde que se editó el libro, los enconos, la falsificación de la Historia, y un larguísimo e innumerable etcétera, nos hace pensar “con melancolía, una vez más ‹‹la España que pudo ser››”, y no es. Para comprobarlo bastan las hemerotecas comparando la situación de ahora con la de entonces o el diario de sesiones de las Cámaras. Una lástima.

Con gran acierto, fácticamente compartible, nos dice: “No creo, por supuesto, que ningún tipo de régimen da la felicidad; pero estoy seguro de que algunos la hacen sumamente difícil e improbable”. Aserto que, empíricamente, se puede comprobar.

A lo largo del libro intuye situaciones que los hechos han corroborado. Sirva de ejemplo esta cita: “Creo que el mayor peligro de lo que puede llamarse la ‹‹regionalización›› es la multiplicación de instituciones, la creación de minúsculas estructuras estatales, en gran parte vacías de contenido”.

Es evidente que se han deteriorado las ilusiones alumbradas en las generaciones que no hicieron la guerra civil pero la sufrieron. Sin embargo, protagonizaron una Transición modélica, impensable pocos años antes, que algunas mentes obtusas quieren borrar con el olvido o tergiversando el espíritu que animó a la España de los setenta. Porque como diría Marías: “Cuando no se puede lo que hay que hacer, se hace lo que no se debe”.

 

 

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