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La buena noticia. Un hombre y un perro


      Llevo más de tres meses colaborando con un proyecto solidario que permite encontrarme con personas que están pasando por un mal momento de su vida y que, prácticamente, viven en la calle.

      Gracias a la buena voluntad de muchos, esos seres humanos que pasaban la noche a la intemperie, tienen un lugar acogedor donde descansar, asearse y coger fuerzas. Hasta aquí lo comentado es digno de ser tenido en cuenta como una buena noticia. Pero mi espíritu de observación y mi capacidad de asombro me hacen profundizar más en la situación y descubrir matices que me demuestran la bondad del ser humano y la respuesta que se produce en este ante cualquier estímulo positivo.

    A este lugar acuden cada noche varias personas acompañadas de su perro. Se puede observar como, en un caso, entre un hombre solitario y su viejo perro lleno de achaques, se produce una sintonía y un cariño reciproco que son dignos de admiración. Observo como el perrete duerme en su perrera portátil, justo al lado del amo y como este le prepara con mimo el desayuno consistente en una lata de alimentos para perros que le han dado en un supermercado ante el que pide ayuda.

    El otro perrillo vive con un matrimonio de mediana edad, muy preocupados de salir bien repeinados a la aventura callejera. Se trata de un chucho de raza indescriptible, pero avezado en su trabajo de buscarse la vida a diario. Apenas te acercas a él y le dices algo se “desbarata” de alegría se revuelca y mueve la cola a una velocidad endiablada. Se gana al “cliente”. Espera pacientemente a que alguien le saque a la cercana plaza en busca de un árbol liberador de vejiga.

    Estos, y tantos como acompañan a los que viven en la calle,  transmiten a sus amos el cariño y la atención que muchas veces les negamos el resto de la humanidad. Les permiten sentirse mirados y escuchados y no como esa parte del paisaje urbano en que los convertimos con nuestra indiferencia. Hacen realidad el dicho atribuido a Lord Byron que proclama “mientras más conozco al hombre más quiero a mi perro”.

    Me gustaría trocarlo por una mía: “cuando me acerco al que está solo, este deja de estarlo”. Esta es mi buena noticia de hoy.

 

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