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El instinto de dominio en el hombre y sus consecuencias


   El instinto de dominio, según los psiquiatras Adler y Jung, es una tendencia natural del hombre, es símbolo de poder y los esfuerzos para alcanzarlo los realiza el varón.

Según los especialistas existen tres tipos de dominio: el dominio dialectico, el dominio institucional y el dominio por la fuerza, hay una excelente película que desarrolla este tipo de relaciones, se trata de la película “Instinto” de Anthony Hopkins, es ella se desarrolla a través de sus personajes estos tipos de dominio.

 La antropología ha puesto de manifiesto que en tribus sin contacto con la civilización, incluso aborígenes, la preeminencia es la del varón, quizá por su mayor fuerza física, los estudios antropológicos y arqueológicos de Françoise Héritier, señalan los primeros indicios de este dominio del varón se podrían remontar  a 200.000 años atrás.

    Pero no es solamente esta  antropóloga también Alda Facio señala que en todas partes y en la mayoría abrumadora de las culturas conocidas, las preeminencia y poder ha estado en el varón

   Volviendo a Adler, señala que hay una tendencia general por perseguir un ideal masculino que se traduce en lo que llama “protesta viril”.

   Achacar a la sociedad patriarcal el instinto de dominio del varón, que llevado a su extremos es el machismo, no deja de ser un reduccionismo manejado ideológicamente, al ser un instinto se da en este tipo de sociedad, hoy detestada por diversas ideologías, y en cualquier otra.

   Dentro de esta perspectiva durante muchos siglos ha sido el varón el que ha dominado y la mujer ha quedado sometida al hombre. Conocemos como muchas mujeres, a pesar de recibir incluso malos tratos físicos o psicológicos, han aguantado por su dependencia económica del esposo o pareja.

     El hombre, especialmente en los últimos cincuenta años, ha visto como la mujer se ha ido liberando de la dependencia del varón, la causa obtener su independencia económica mediante el acceso al trabajo fuera del hogar, ha sido esta la gran revolución.

   Es la educación la pieza clave para controlar este instinto de dominio,   pero donde el niño recibe los valores y le  influyen es en el ámbito familiar, esto está acreditado por diferentes investigaciones, la influencia de la escuela es muy limitada respecto a esta; si el niño tiene un padre con instinto de dominio sin controlar que se manifiesta la vida diaria, con frecuencia no puede sustraerse a estos mensajes, es el resultado del llamado “condicionamiento vicario”

    Para los profanos el condicionamiento vicario es el aprendizaje mediante la observación de los otros, en el seno de la familia los niños  observan a los padres, y se tiende a repetir a veces por estos las conductas que ven; al ser un aprendizaje sin normas, solo por la observación de la conducta de otros carece de reglas morales, así si su padre maltrata psicológicamente a su madre de forma sistemática, lo acaba aceptando como normal y es probable que cuando sea adulto lo repita con su pareja.

   Como ya he indicado es la educación y la aceptación de las normas sociales las que condicionan y limitan el instinto de dominio del varón, pero dentro de este colectivo tan grande hay determinadas personas que no controlan su afán de dominio y si su pareja por alguna razón tiende a separarse o manifestar conductas no aceptadas por este puede llegar incluso a matarla.

   Nuestro país tiene una tasa de asesinato de mujeres más bajo que otros países de Europa, concretamente Finlandia, a la que tenemos como modelo educativo, es la que está a la cabeza, lo cual confirma que la educación que pueda recibir en la escuela no es decisoria, ya he indicado anteriormente que lo que más influye en el niño es lo que ve en su casa.

   Es muy difícil de erradicar la violencia machista y me imagino que seguirán produciéndose más victimas pues hay una variable que no podemos controlar y es lo que ocurre en la mente del maltratador, pues hay un porcentaje de casos en los que esta persona no ha dado indicio alguno que haga sospechar lo que ocurre después.

   Lo que causa una profunda inquietud es que ese instinto de dominio sin control se manifieste en los más jóvenes, a los que se ha intentado educar para erradicar la violencia de género, las estadísticas nos informan una y otra vez que desde la adolescencia ya tratan de controlar y dominar a sus parejas, es ese instinto de dominio que se manifiesta ya en los primeros años.

    Sócrates, uno de nuestros grandes filósofos griegos ya señalaba hace más de dos mil años este problema, afirmaba: “que el verdadero hombre es aquel que sabe dominar sus instintos, el verdadero hombre esclavo es el que no sabe dominar sus instintos y llega a ser víctima de los mismos”. No puede estar más acertado y actual.

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