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El Copo. Las escaleras del Ateneo de Málaga


Hoy día casi me es imposible subir, no digamos bajar, las escaleras que conducen a interior del Ateneo de Málaga dado el estado de mis piernas.

         Fui de los pioneros en vivir la verdadera critica que los ateneístas hacíamos a toda clase de poder cuando éste, el Ateneo, en sus orígenes se encontraba en la Plaza del Obispo. Sé de aquellas tertulias inolvidables junto a José María González Ruiz, Juan A. García Lacomba, Jesús Pérez-Lanzac, etc.

         Tras Juvenal Soto, actual Premio de Poesía de la Crítica de Andalucía, ejercí como pude, y con las limitaciones económicas de aquellos tiempos de nuestro foro, como Vocal de Poesía de ese santuario donde estaba prohibido casarse con el poder; durante esa obligación, además de los consabidos recitales, puse en marcha una colección de poesía bajo el título de “Así concebí mi obra” que hoy en día sigue siendo buscada por los amantes de las joyas literarias como algo difícil de conseguir, colección trabajada con mimo por los hermanos Andrade, impresores de prestigio, con sabores de plomo y tinta.

         Más tarde, junto al Presidente Jesús Pérez-Lanzac, “Chumi” para los amigos, le ayudé en su menester ocupando la Vicepresidencia del Ateneo; tras lo que di en llamar en una de mis columnas de opinión como “El desembarco de Normandía”, o sea, la “ocupación” del Ateneo por el poder establecido dejé, poco a poco, de asistir a él y hoy, ya lo comenté más arriba, le tengo un cierto pánico a su escalinata.

         Pues bien, la actual Vocalía de Poesía, quiero creer que con el “nihil obstat” de la Junta Directiva ha publicado un librito con cincuenta poemas, a poema por autor, de poetas que han estado más o menos vinculados con el Ateneo malacitano.

         No es momento de hablar de la calidad de algunos de los poemas publicados y de la vinculación de sus autores con el universo ateneísta, pero sí del “olvido” de Inés María Guzmán, actual -aunque ya algo eterna- vocal de poesía del Ateneo, de no incluir algún poema del que suscribe estas líneas en el librillo en cuestión; ¿un olvido? ¿tal vez un silencio obligado? ¿quizás un despiste?, vaya usted a saber, lo que un servidor cree, con bastante pudor es que nadie conseguirá mi silencio ante un intento de querer borrarme de la pequeña gran historia de esta ciudad, Málaga, que todo lo acoge y todo lo silencia.

 

www.josegarciaperez.es

 

 

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