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La buena noticia. Roma


    Confieso que estoy enamorado de la “ciudad eterna”. Lo mismo que de otras muchas ciudades del mundo que me han marcado.

    Todo se debe a mi inveterada costumbre de hacerme fan de una ciudad y de sus gentes, en el momento en que paso más de veinticuatro horas en un lugar. Inmediatamente me muevo como los habitantes de la misma y adopto sus costumbres.

    Lo de Roma es aparte. Allí pasé un mes de la primavera del año 2000. Trabajando como voluntario del Jubileo y pateando sus calles como un cartero. Tuve mucha suerte. Acogido en un convento de frailes del Trastevere, tenía la suerte de poder acceder a todos los lugares mediante la exhibición de una chapa identificativa abre-puertas y pase milagroso en todos los transportes.

    El trabajo en las distintas basílicas me acercaba durante ocho horas diarias a visitantes de todos los países del mundo y a los romanos en particular. Cada día comía en trattorias y comedores económicos de menú. Pasta y lo que fuera. Me enamoré de Roma. Hasta el punto de ser candidato a voluntario del Jubileo del ¡2025! Si estoy vivo. Aunque sea con muletas.

     Hoy se habla de Roma. Los diversos dirigentes europeos se encuentran reunidos en pleno campidoglio, en la vorágine circulatoria romana, escuchando, sin prestar excesiva atención, lo que dicen los demás próceres y las serenas voces de fondo del Papa Francisco. Saldrán, como siempre, con los pies fríos y la cabeza caliente. Espero que todo no quede en una foto forzada.

    Pero también se habla de Paloma Gómez Borrero, esa excelente periodista, fallecida estos días, que nos ha acercado la realidad vaticana y los entresijos de los viajes papales durante un montón de años. Paloma conocía aquel mundo mucho mejor que muchos de los que presumen de vaticanistas (cardenales, obispos y miembros del clero en general). Además conocía la ciudad. Su libro guía de Roma me ayudó a descubrir lugares maravillosos desconocidos incluso para los italianos. Ha dejado el testigo a Antonio Pelayo, otro excelente periodista con el que he tenido oportunidad de conversar.

    Pienso que ambos periodistas han sido, son y transmiten buenas noticias. Antes Paloma y ahora Antonio nos han hecho más cercanas las vidas y “milagros” de los Papas. Los han humanizado, defendido y querido desde el rigor y el amor. Buen ejemplo para todos los que queremos acercar los servidores de la Iglesia al común de los mortales.

    Lo de los políticos está por ver. Cada día en vez de unirnos nos están encerrando en fronteras más pequeñas y preocupándose más de su sillón que del bien común. Como metan la mano en “la Boca del infierno” se la van a cortar. Estoy por declarar independiente “El Atabal”. Me salgo del euro y de Europa, España, Andalucía y Málaga. A jugar al dominó… que son tres días. Aquí, como en Roma, tenemos siete colinas.

 

 

 

 

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