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El sentido del humor


<span class="destacado1">Se habla y se escribe mucho sobre el buen humor, “el mejor traje, dice William M. Thackeray, que puede lucirse en sociedad”. Tomando como punto de partida el sentido del humor, es evidente que existen dos formas de ver la vida que se contradicen o se complementan, según el modo en que se aborde la cuestión. Una persona diría: el humor es la reacción del superficial, del que no sabe tomarse la vida en serio, del que no es capaz de llegar a los profundos fundamentos que la conforman, del que se evade cobardemente de ella. Otra: el humor es la atmósfera indispensable para que se den las virtudes, el signo inequívoco de madurez, la forma más realista de enfrentarse a la vida. Ambas tienen razón. </span>

<span class="destacado1">El resultado del sentido del humor es la sonrisa, y su hermana mayor, la risa. “La sonrisa, asevera Víctor Ruiz Iriarte, es el idioma universal de los hombres inteligentes”. Ciertamente, lo importante, al respecto, para cualquier ser humano está en saber, por qué se ríe uno, o de qué se ríe, o de quién se ríe. “Ríe, refiere Ella W. Wilcox, y el mundo reirá contigo; llora y llorarás solo”, porque la tristeza y la</span> amargura y la inquietud restringen el sentido del humor, la creatividad y la espontaneidad. Inquietarse excesivamente significa mortificarse más de lo que mortifican los mismos problemas. Para que esto no suceda es preciso mantener un sano sentido del humor.

Recientes estudios afirman que, los efectos del buen humor y la habilidad de reír son muy positivos. Se ha determinado que la risa tiene un profundo e instantáneo efecto en los órganos vitales del cuerpo humano. Una buena carcajada alivia la tensión y relaja los tejidos al ejercitar éstos órganos vitales. El humor, utilizado sabiamente, ayuda a despejarle la mente y a verse como cualquier otra persona, sin necesidad de tomarse tan en serio.

Entender la felicidad significa comprenderse a uno mismo, admitiendo las cualidades tanto como los defectos. La felicidad es gozar de la salud emocional que ayuda a realizarse, a sentirse bien con uno mismo y a relacionarse con otras personas. Si está triste seguramente es porque no se estima a sí mismo.

El buen humor ayuda a tolerar lo desagradable, a enfrentar lo inesperado y a sonreír ante lo insoportable. El humor genuino siempre es respetuoso, pero gracioso, destaca la debilidad humana, pero sin ofender ni destruir a nadie.

Una cosa es muy cierta: si sabe reírse de sí mismo y de sus problemas, siempre tendrá con qué divertirse. Para ser feliz, para estar en paz, mantenga su corazón libre de odio y su mente despreocupada. Viva con sencillez, no sea exigente, sea generoso con lo que tiene, piense en las necesidades de otras personas; perdone a otros y perdónese usted con libertad. No olvide que “perdón es una palabra que no es nada, dice Alejandro Casona, pero que lleva dentro semillas de milagros”.

 

 

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