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La buena noticia. Crisis económica… pero menos


       Ya he comentado en otras ocasiones esta reunión. La saco a colación porque siempre me da motivo para ejercitar las cuatro neuronas que me quedan en un proceso de análisis del mundo que me rodea. A pesar de estar el día triste y lluvioso, los viandantes atestaban los bares, los restaurantes y las calles malacitanas, jóvenes y mayores, españoles y extranjeros, indígenas y foráneos daban buena cuenta del comercio y el "bebercio" que se le ponía a tiro. Parecía que no se comería más y mejor si no hubiera mañana. Si se esperara el final de los tiempos.

   Para mí es una excelente noticia que la gente disfrute, especialmente los mayores. Nos lo hemos ganado a pulso. Los integrantes de mi mesa, nueve puretas, de más de setenta año por barba, dimos buena cuenta de caracoles, boquerones, almejas y un arroz con mariscos caldoso, regado con cerveza y tinto, que por un precio módico, nos permitió llenar unas horas de felicidad y buenos recuerdos.

        De todo quiere el Señor. Barriga llena a Dios alaba. Un homenaje al mes no viene nada mal. Detrás de cada uno de nosotros una vida y una dedicación. Una trayectoria actual dedicada a la familia y al servicio de la comunidad desde el voluntariado. La suerte de todos es que al ser ex -lo que sea-, no tenemos dependencia de nada ni de nadie. Nos movemos en la libertad de acción y de expresión. Los jubilados tenemos una crisis económica… pero menos. Nos hemos ganado a pulso el conseguir ser nosotros mismos en todos los aspectos.

      Por otra parte recibo una buena noticia relativa a esa Iglesia de a pie, de la que no se habla nada más que para denostarla. Leo en el diario El País: “Un grupo católico de Italia recibe más refugiados que 15 países de la UE. La comunidad de San Egidio ha llevado a Italia a 700 asilados en un año”.

     Los países europeos se comprometieron a recibir 180.000 asilados. Tururú. A España han venido alrededor de 750. Sigue diciendo el diario el País: “Las organizaciones religiosas seleccionan a las personas y financian todos los gastos —proceso de selección, viaje, acogida, burocracia— y las autoridades italianas colaboran en el ámbito de la seguridad y tienen que dar su aprobación a cada una de las llegadas. Una vez en Italia, San Egidio se encarga de dar la primera acogida y de ofrecer soluciones a largo plazo, una tarea en la que participan otras muchas asociaciones de la sociedad civil, religiosas y laicas. Asisten a clases de italiano y tienen también ayuda para el proceso burocrático de petición de asilo. Todo, autofinanciado por las asociaciones, sin fondos del Estado”.  A ver cuando nos ponemos a la tarea. Estos si que tienen crisis. No tengo nada más que decir. Me apunto a este sistema.

 

 

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