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Microrrelato. Trutro mapuche


Pusieron de comer lo que ellos llamaban trutro y, los invitados, simplemente, muslos de pollo guisado. La anfitriona hizo un prorrateo adecuado y, a cada uno, tocaron dos tajadas que abrigó con abundante salsa o caldo del guiso. A duras penas pudo comerse el plato, pues nada le gustaba. Pero no iba a hacerles el feo a aquella familia mapuche que puso su mejor voluntad al acogerlos, pese a su pobreza, con obsequiosa hospitalidad. Aquella tarde y toda la noche, ya en el hotel, se la pasó vomitando. Su mujer le dijo: "Sufre, sufre tu exquisita educación, sufre".

 

 

 

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