Publicidad

La buena noticia. Reyes


      Cuando era pequeño, quizás demasiado pronto, algún impresentable de mi entorno hizo la “gracieta” de desvelarme el aspecto “oscuro” de los Reyes Magos.  Menudo chasco.

       A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de observar la evolución de la dinastía española. Mi análisis se inició desde el respeto y admiración que me transmitía el fervor de mi madre por la realeza de nuestro país. Posteriormente, fui observando como, a medida que la sociedad era más trasparente y los medios hurgaban más en sus entresijos, mi fascinación se iba convirtiendo en decepción. Al final, estamos conociendo su lado oscuro.

       Que conste que al ser casi coetáneo de nuestro rey emérito, Don Juan Carlos, he comprendido su dificultad para adaptarse a la evolución de los tiempos y de las ideas. Finalmente, me ha decepcionado. Seguí con escepticismo su tambaleo el 23 F y después sus habilidades cinegéticas y amatorias que han terminado de destruirme el mito. Esto no quiere decir que no siga respetando a la persona. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

       La siguiente generación es otra cosa. Ha tenido más oportunidades que Don Juan Carlos. Ha vivido una etapa de tranquilidad y expansión económica. Se ha formado y situado en las actividades profesionales de nuestro país. Cada uno de ellos en el papel que le corresponde dinásticamente. Pero a cuerpo de rey. Nunca mejor dicho. Pero no les ha parecido bastante.

       Por sus hechos les estamos conociendo. La hija mayor nos aparece siempre de vacaciones o en algún espectáculo; de su familia cercana, mejor no hablar. Su ex consorte… de aquella manera. La segunda, Doña Cristina, en los tribunales por los negocios turbios de su marido, al que harán pasar por la trena si Dios –y los jueces- no lo remedian.

      El Rey Felipe parece que lo lleva bastante bien. Hasta ahora no ha actuado como sus antecesores en el cargo. Trabaja, no se le conocen líos –recientes- de ningún tipo y no anda de cacerías “africanas”. Bueno, démosle la oportunidad de desempeñar su trabajo sin achacarle los defectos de alguno de sus parientes cercanos y lejanos, actuales y precedentes.

     Descargado mi momento de decepción, paso a comunicarles mi buena noticia de hoy: cuarenta y cinco días después de la apertura del centro calor y café gestionado  por Cáritas de Málaga, los resultados han sido excelentes. Lleno a diario. Amén de acoger, ayudar y calentar a sus beneficiarios, ha conseguido devolver a la vida familiar a un tercio de las setenta personas que han recibido la atención de los profesionales y voluntarios que prestan su servicio en dicho centro.

    Doy fe que los que salen a la vida cada mañana desde calor y café lo hacen con una sonrisa de esperanza en sus labios. Tienen adonde volver. Ya no son invisibles.               

                

Comentarios
    No hay comentarios
Añadir comentario
- campo obligatorio (*)

Normas de uso
  • Esta es la opinión de los internautas, no de El Faro de Málaga
  • No está permitido verter comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
  • Reservado el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.