Preservativos difrangentes, para que tus luces de amor se refracten en la intimidad de tu pareja. Ninguno como los difrangentes en la relación amorosa. El fabricante y sus agentes publicitarios lo creían a pies juntillas, es decir, firmemente, con terquedad, a cierra ojos. Tanto era así que el dueño de la fábrica se lo tenía advertido a sus hijos -tres varones y dos mujeres-: "Sólo con los difrangentes. Evitaréis incidentes y disfrutaréis de modo conveniente". Los hijos habían asimilado el slogan hasta el punto de que nunca sin los difrangentes, fuese cual fuese la situación o el momento. Si, en caso de no tenerlos, tenían que renunciar a la relación, resignadamente lo aceptaban, sin protesta, ni frustración. Ya llegaría la ocasión de desquitarse. Alguno siempre llevaba una cajita en el bolso o bolsillo pues "más vale prevenir que posponer satisfacciones".
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