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Enamorados famosos


    Se acerca San Valentín, los enamorados celebran el día de su Patrón, han existido grandes historias de amor que han merecido ser contadas, me voy a fijar en una que conocí en un viaje a Portugal hace ya bastantes años.

    Visitamos la ciudad de Alcobasa, uno de los lugares dignos de ver es el Monasterio de esta ciudad, en el mismo se encuentra una hermosa  tumba de mármol donde está enterrada Inés de Castro, nos contaron la historia de amor de esta dama con el Rey Pedro de Portugal que acabó trágicamente.

    Merece la pena ser recordada, era dama parente en la Corte de Alfonso IV el Bravo, Rey de Portugal, ¿que era este puesto?, era una dama de compañía de la reina, gran parte de este tipo de damas procedía de mujeres de noble nacimiento, pero con rango inferior de la persona que servían, no era una criada o domestica.

   Cuando llega a la corte de este Rey, su hijo el infante Pedro se enamora perdidamente de Inés y viven una larga e intensa historia de amor a pesar de estar casado con Constanza; por su rango no podía considerarse a Inés como prostituta real, esta relación generó los celos de su esposa legítima, sin embargo esta muere a consecuencia de un parto.

    A partir de este fallecimiento Pedro quiere casarse con Inés, con la que tuvo varios hijos; a los nueve años de la muerte de su esposa  cuenta la leyenda que se casó con ella, fue una boda clandestina y bendijo la unión el obispo de Guarda, sin embargo no hay constancia escrita de este matrimonio.

    Su padre el Rey y unos nobles se oponían a este matrimonio y que se convirtiera en reina a su muerte, para entender esta oposición, Inés era hija natural de Pedro Fernández de Castro, Primer señor jurisdiccional de Monforte de Lemos, después se convertirían sus sucesores en Condes de Lemos y temían su influencia.

   Para evitar que fuera coronada convencen al Rey para que fuera asesinada, este no le pareció bien asesinar a una mujer inocente, el rey aprovecho un día que el infante Pedro estaba de cacería para acercarse al Monasterio de Santa Clara, Inés al tener conocimiento se presentó al Rey con sus hijos y logró conmover a este, sin embargo al marcharse  tres nobles, enemigos de la familia de Inés, pidieron al Rey asesinarla, este no debió oponerse  y efectivamente la apuñalaron produciendo su muerte.

   A los dos años el infante Pedro sucede a su padre que fallece, y cuenta la leyenda que lo primero que hizo fue exhumar el cadáver, lo sentó en el trono, lo hizo coronar y obligo a los cortesanos a rendirle pleitesía, esto no está probado que fuera con el cadáver pues existía una costumbre en Portugal de rendir homenaje a sus reyes muertos besando una efigie que hacían de cera, probablemente lo hicieran de este modo con Inés.

    La prueba de su gran amor consistió en la celebración de grandes funerales y la construcción de una suntuosa tumba en el citado monasterio y lo más conmovedor: ordenó también construir otra tumba al lado de esta y dispuso que los catafalcos se tocaran los pies pues deseaba que el día de la resurrección de los muertos, al levantarse la primera imagen que viera fuera la de su esposa.

   Los asesinos de esta fueron perseguidos, los tres se habían ido a la Corte de Castilla para evitar ser capturados, pero consiguió el Rey Pedro llegar a un acuerdo y pudo hacer traer a dos de ellos, otro huyo a Francia, los condenaron a muerte y fueron ajusticiados.

  Es  una gran historia de amor que como otras finalizó trágicamente, pero es una prueba de este gran sentimiento que mueve montañas y es el amor, aunque hoy a muchas parejas les dure poco.

 

 

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