El temporal de nieve ha puesto sobre la mesa el problema eléctrico, se han producidos subidas significativas del recibo de la luz, el reparto de los costes, que ya explique hace tiempo en otra columna, se distribuye de la forma siguiente: la producción de energía asciende al 35%, el transporte 15% y el otro 50% se reparte entre renovables que se llevan el 18%, los impuestos tanto estatales como autonómicos que ascienden al 20% y el resto los derivados del suministro a las islas
Lo más importante es mantener la estabilidad de la red eléctrica, ¿esto qué significa? Algo tan simple como que los que se enchufen a la misma reciban sin problemas la energía que necesitan.
Las renovables no garantizan que en todo momento haya disponibles los kilovatios que se requieren pues dependen unas del sol y otras del viento; la ola de frio “siberiana” ha puesto en evidencia lo que afirmo, el viento que mueve los molinos es caprichoso y cuando más se lo necesita no está como en el caso que nos ocupa
Este problema se soluciona en los países desarrollados con el “mix” energético, ¿en qué consiste? Es la coexistencia de diversos medios de producción de energía de forma que si se produce un aumento de la demanda se ponen en funcionamiento implementando la producción de electricidad.
El consumo de energía eléctrica en la península, descartadas las islas del año 2016, con datos estimados a cierre de año, se sitúa en 250.266 GWh, y experimenta un crecimiento del 0,8 % con respecto al año anterior.
La energía nuclear ha sido la principal fuente de producción de energía seguida de las renovables que alcanzaron un 36,9%, le siguen las procedentes de centrales de ciclo combinado, las hidroeléctricas y la cogeneración. Como no es suficiente nos vemos obligados a importar energía de Francia producida por sus cincuenta y ocho centrales nucleares.
Cuando hay una demanda alta de fluido eléctrico, que supera el que en ese momento hay disponible en la red, aumentan la producción de energía las centrales de ciclo combinado que funcionan con gas, gasoil y algunas con carbón; en esta ocasión han tenido que funcionar mas ya que Francia tiene en operaciones de reparación y mantenimiento más del 30% de sus centrales nucleares y de hecho ha comprado electricidad a nuestro país.
España es totalmente dependiente en la producción de energía, ya que tiene que importar el gas, el gasóleo y los combustibles fósiles de los que carecemos y su coste varia y no depende de nosotros, por tanto pretender que si se nacionalizan, que es una medida puramente ideológica, se abarata es un error de los que lo proponen.
Las nacionalizaciones lo que producen es ruina pues los técnicos más cualificados se marchan y se ven invadidas por amigotes, enchufados, … ocasionando una bajada de la producción, el ejemplo más notorio lo tenemos en Venezuela, las empresas intervenidas ha sido un fracaso a raíz de su nacionalización.
Nuestro país no quiere por motivos de tipo ideológico o de comodidad por el efecto NIMBY, buscar yacimientos de estas materias primas por tanto hay que importarlas.
Una de las soluciones para abaratar el costo de la electricidad, es que hubiera más de dos empresas suministradoras de electricidad, si tal hecho sucediera bajarían los precios al entrar en competencia como ha ocurrido con las operadores de telefonía; todavía nos acordamos del elevado costo que tenia la factura de teléfono hace diez o quince años, actualmente ha bajado de forma significativa al concurrir mas empresas que compiten entre ellas, ya que hay siete operando.
A esto debería añadirse la eliminación de la subvención a las renovables pues son rentables sin necesidad de la misma y ser menos voraz en la carga de impuestos.
Está cambiando el ciclo actualmente de la producción de la energía eléctrica, habrá una demanda constante de aumento de la producción de la misma, la generalización de los coches eléctricos en los próximos diez – veinte años será un elemento clave, este año pasado ya aumento en España un 08% como he señalado
Nuestro país tendrá que hacer un gran pacto sobre la energía, los expertos son los que deberán estudiar las diferentes alternativas alejados de planteamientos ideológicos que al final, si prevalecen sobre los técnicos, lo que hacen es encarecer el recibo.
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