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La buena noticia. Se repite la historia


       Hace dos mil años largos nacía en Belén un niño en unas circunstancias difíciles y con un futuro poco prometedor. Y eso que Él era la esperanza y la redención.

       El mundo andaba muy revuelto en aquellos tiempos. Unos países ejercían su tiranía sobre otros. A escala más cercana, los prebostes de la época sojuzgaban y explotaban a sus paisanos. Se preocupaban de controlarlos, no para mejorar sus vidas, más bien lo hacían para sacarles los cuartos en forma de impuestos. La atención social de la época estaba en manos de la buena voluntad de los vecinos. El viajero se exponía a todo tipo de vicisitudes. Pero había que viajar para cumplir las leyes. Finalmente, los pobres hicieron sitio a los pobres y el más importante de los nacidos vino al mundo en una modesta cueva para demostrarnos un estilo de vida que contrastaba con la mala leche que imperaba, e imperará, por los siglos de los siglos. Si Él no lo remedia.

    Se repite la historia. El mundo sigue necesitando de la buena voluntad de algunos para contrarrestar la mala baba imperante. Mirando a vuela pluma las noticias de la semana, nos encontramos con un atentado en Berlín, una explosión en Méjico, el bombardeo de cada día en Siria, un avión ruso que se estrella, la pelea de los políticos por el quítate tú que me ponga yo, el odio visceral de algunos por lo que huela a Navidad, el consumismo exacerbado, etc., etc.

     De África nos siguen llegando miles y miles de aspirantes a refugiados que pretenden vivir en ese mundo feliz que pueden ver por la tele, donde se puede elegir donde vivir, donde trabajar, lo que comer y beber e irse de vacaciones. Unos saltan las vallas, otros cogen la patera y los más se ponen en manos de los traficantes de esclavos de la época. Después, la realidad es otra bien distinta.

    La buena noticia de hoy me llega en forma de otro “niño Jesús”. Una niña en este caso. La hemos visto en brazos de una temblorosa y asustada, aunque sonriente, madre. Estaban en medio del mediterráneo, cuando un “portal de belén” en forma de fragata de la Armada -quién lo diría-, la acogió en su seno y le ayudó a nacer con luz y taquígrafos, recios, aunque temblorosos, médicos militares y una corte de pastorcillos con lepanto. Esa niña se va a llamar Navarra, en homenaje a sus salvadores. Solo por este hecho, entre otros, tenemos que tener mucho respeto y agradecimiento por los militares de nuestro tiempo.

    La segunda buena noticia de hoy me la proporcionan los reyes magos que a lo largo de todo el año –especialmente en estas fechas- inundan de alimentos, ropas y juguetes las sedes de las ONGs de reparto. Nos ha llegado una familia que ha pedido a sus gentes que los regalos para su niño recién nacido consistan en aportaciones en especie para el Biberódromo. Nada de cheques regalos o trajecitos repetidos. Solidaridad.

    La tercera buena noticia de hoy, me llega con la apertura de Calor y Café. Un portalillo de Belén abierto todo el año para quién lo necesite. Un café, un sillón, una manta y mucho amor.

     Se repite la historia. Sigue naciendo esperanza en un mundo convulso. Como decían Lole y Manuel:

De lo que pasa en el mundo Por Dios que no entiendo nada El cardo siempre gritando Y la flor siempre calla

Que grite la flor Y que se calle el cardo Y todo aquel que sea mi enemigo Que sea mi hermano

Vayamos por esa senda...

 

 

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