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Somos transparentes


     George Orwell escribió un famoso libro: 1984, en el mismo relata a una sociedad sometida al poder de la política que utiliza los medios y la censura para dominar a los ciudadanos.

    La forma de controlar era la existencia de una “pantalla” en cada casa a través de la cual hay una persona que nos observa “El gran hermano”, si no hacían lo que se pedía o transgredían lo establecido, le venía una severa represalia, generaban como medio de control el miedo que era la pieza clave de este sistema.

    Pareció en su momento una utopía impensable, pues no se creía que pudiera llegar, pero la sociedad que describe y los medios que dispone se parecen en alguna medida al “Mundo feliz” de Aldus Huxley pues también se controlaba a sus ciudadanos en la sociedad distopica que describía.

   ¿Estamos actualmente en una situación semejante? ¿Tenemos un “Gran Hermano”?, nuestra intimidad sufre muchas invasiones,  nuestros datos personales circulan libremente sin que podamos hacer nada por evitarlo.

     Hace algún tiempo estuve en una boda y coincidí con amigos de la infancia, me interese por uno de ellos que no asistió, desconocíamos incluso donde residía actualmente, me dijeron a ver si lo encuentras en Internet, me metí días después y allí estaban sus datos, pero una de las entradas me dejo perplejo: recogía una sentencia de un juzgado que ordenaba el embargo de una vivienda de su propiedad, me pareció un atentado a su intimidad.

    Sabemos que determinados organismos conocen nuestra vida y milagros, por ejemplo la Agencia Tributaria, desconocemos lo que ella sabe de nosotros, se justifica alegando que es necesario para evitar los fraudes, pero creo que sería interesante averiguar los datos que dispone de cada uno de los ciudadanos pues pudiera tener alguna información errónea o inexacta.

    Estamos permanentemente controlados, por ejemplo cuando hacemos un pago con la tarjeta de crédito ya dejamos una huella, esto lo sabe bien un personaje mediático, con esta información han podido comprobar donde estaba en todo momento desbaratando su declaración fiscal.

    El teléfono móvil también deja su señal, sabemos por las investigaciones policiales que es utilizada la información del mismo para localizar donde ha estado el presunto delincuente o su víctima y los datos que figuran en el mismo.

   Cuando hacemos una compra en grandes almacenes y nos dan un regalo o una participación para un concurso, a veces nos piden que rellenemos un pequeño cuestionario para poder acceder al premio o al concurso, los datos que nos solicitan le sirven después para hacernos llegar propaganda, ofertas, etc…

   Inicialmente puede no parecer mal, pero estoy convencido que nuestros datos se venden o se intercambian y los hacen llegar a otros grupos.

   Hay una determinada empresa que me ha llamado por teléfono en varias ocasiones, debe tener información relativa a que soy mayor de 65 años e intenta venderme uno de sus productos, estoy convencido que si tuviera 30 o 40 años no se pondría en contacto conmigo, ¿Cómo sabe los años que tengo?.

    Igual ocurre con las operadoras de telefonía que me llaman de vez en cuando para pedirme que me cambie a la suya, suena el teléfono a veces a horas intempestivas, lo cual es más grave, la causa es que han externalizado sus servicios para abaratar costes de personal, y pueden estar llamando de algún país sudamericano o asiático con horario distinto, me pregunto ¿Cómo saben todas mi teléfono móvil que no figura en ninguna guía?.

   Las redes sociales se utilizan a veces muy imprudentemente, pues colgamos datos personales, opiniones, videos,.. que se nos pueden volver en nuestra contra, algún político de la nueva casta ya lo sabe por experiencia..

   Lo tremendo es que circulan nuestros datos personales y están al alcance de cualquiera, hay anuncios en Internet que por poco dinero te remiten la información sobre aquellas personas que tengas interés.

   En resumen, nos hemos vuelto transparentes, el “gran hermano” está ahí, lo sabe todo de nosotros y además le da un poder que puede utilizar responsablemente, o al contrario, con el acompañamiento cómplice de medios de comunicación, utilizarse para manipular a la ciudadanía.

   Pero lo más conflictivo es cuando el “Gran Hermano” o sus satélites, que los hay, detecta algo “políticamente incorrecto”, esta persona se expone a recibir un aluvión de críticas y descalificaciones que cuando se trata de un político o personaje importante, puede suponer su muerte civil. Desgraciadamente las predicciones de Orwell da la impresión que se están cumpliendo.

 

 

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