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Después de un semestre sabático que me he otorgado por razones que no vienen al caso, concurro de nuevo ante los lectores de “El Faro de Málaga” que, como es de suponer, no habrán notado la falta.

Mi última columna publicada, seis meses ha, precedió a las elecciones de Junio y la concluía de este tenor: “Los electores tenemos la palabra: Oigamos, veamos, leamos, reflexionemos, decidamos, votemos……. Y que Dios reparta suerte”.

Las elecciones de Junio presagiaban unas terceras en Diciembre. No fue así. La tormenta generada en el PSOE después del empecinamiento del “No es no”, desembocó en la dimisión del Secretario General. El nombramiento de una gestora, la abstención mayoritaria del grupo socialista, pese a la rebelión de algunos de ellos votando no, propició la investidura del Sr. Rajoy quien, hoy, preside un gobierno en minoría  que intentará conducir la política de pactos que promuevan situaciones de relativa estabilidad.

La aprobación de los presupuestos del próximo año parece ser prioritaria. La atenta mirada de Bruselas, el despunte emergente de la economía nacional y su proyección sobre las autonomías, y otras variables, exige la finura en la redacción, la aportación de los otros grupos y la aprobación de los resultantes.

Son los presupuestos concordes con nuestra situación los que estabilizarán la política y permitirá incrementar el desarrollo y circular por sendas más floridas.

Si la visceralidad de los grupos oponentes supera a su racionalidad seremos conducidos a nuevas elecciones con la paralización de todo proyecto de inversión ¿Quién se fiaría de una situación política inestable?

Ante el fantasma de unas terceras elecciones en un año cabe preguntarse Cui prodest? ¿A quién aprovecha? O, Cui bono? ¿A quién beneficia? Lo que ocurre es que las urnas son traidoras y sus resultados imprevisibles. Ahí están las encuestas previas.

Por eso, los  grupos políticos que más crean que les perjudicaría, escenificarán sus posturas pero al final facilitarán, con la forma de votar que mejor les venga,  la aprobación de los presupuestos buscando en otras propuestas dar satisfacción a su electorado.

Si usamos las encuestas como referente, se presupone quienes serán los más perjudicados. Por eso deberá, meditar su actitud, seriamente, y tomar la decisión más apropiada para no rodar a  un pozo, del que les será muy difícil recuperarse.

 

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