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Gitanos


Debido a la dispersión de los gitanos, su cultura y organización social varía ampliamente. Sin embargo, una de las características sobresalientes es su arraigado sentido de cohesión de grupo y de exclusividad, y el marcado carácter sagrado de sus tradiciones, muchas veces contrarias a las de la sociedad en la que tienen que vivir. El contacto con individuos ajenos a su pueblo se considera en principio arriesgado por la posible pérdida de identidad que puede provocar; ello quizá derive de las creencias religiosas de sus antepasados hindúes, aunque admitan en su seno a cualquier persona que acepte sus leyes y costumbres. La influencia de la lengua romaní, que está formada por varios dialectos pertenecientes a la rama índica de las lenguas indoeuropeas, es otro factor de unificación. La mayoría de los miembros del pueblo gitano hablan algún tipo de dialecto de la lengua romaní, y otros utilizan dialectos de lenguas locales con abundancia de préstamos romaníes.

En el aspecto religioso, algunos han adoptado la religión del país en que viven; por ello hay católicos, ortodoxos, protestantes y musulmanes. Sin embargo, prefieren realizar sus ritos en sus propios templos, en sus hogares o durante la celebración de sus fiestas.

Las diferentes naciones gitanas se dividen en clanes, compuestos cada uno de ellos por distintas familias emparentadas por ascendencia común o asociación histórica. Los gitanos tienen una organización familiar en la que los ancianos (patriarcas) ocupan posiciones de respeto y autoridad. Los matrimonios se suelen concertar y son la expresión de un deseo por crear alianzas entre familias o clanes. Existe una moral sexual muy estricta y es todavía frecuente que las muchachas solteras salgan acompañadas. Algunos grupos mantienen la costumbre del “precio de la novia”, pago realizado por la familia del novio como indemnización por la pérdida de la hija y como garantía de que recibirá un buen trato.

Otra institución importante es el kris, juzgado informal que dirime las disputas y asuntos relativos al derecho común y a las costumbres gitanas. En general, el pueblo gitano apenas depende de las estructuras sociales formales de las sociedades en que viven.

En casi todas partes, y con las lógicas excepciones, los gitanos ocupan posiciones de escaso prestigio y tienden a dedicarse a actividades económicamente marginales. Suelen buscar ocupaciones tradicionales, entre ellas las musicales y recreativas, la chatarrería y la metalistería, la trata de caballos y ganado, la venta ambulante y minorista, la adivinación y la curandería, o la artesanía.

Los gitanos están más integrados, cultural y económicamente, en las regiones menos industrializadas del sur de Europa, los Balcanes y Oriente Próximo. En los antiguos países comunistas algunos padecen la actual penuria económica; muchos han intentado cruzar las fronteras hacia Europa Occidental, donde es evidente el rechazo. En casi todas partes están sometidos a fuertes presiones para que abandonen su tradicional estilo de vida. En España la mayoría de los gitanos vive en los suburbios de las grandes ciudades. Aunque la Constitución de 1978 ampara la igualdad sin discriminación de raza ni condición social, la convivencia con este colectivo muestra brotes de racismo y segregación por parte de algunos sectores de la sociedad.

 

 

 

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