Dentro de pocos días se celebra San Valentín, es el día de los enamorados, sobre este tema hay diferentes versiones y opiniones, incluso hay dos posibles Valentines, pero no voy a entrar en esta historia, me voy a fijar en otra igual de interesante.
Hace ya algún tiempo visite Teruel y siguiendo las indicaciones de la oficina de Turismo de esta ciudad me acerqué a ver un mausoleo muy hermoso de los supuestos amantes de Teruel, el mausoleo representa dos tumbas, encima de ellas hay talladas las figuras de un hombre y una mujer cogidos de la mano.
Digo supuestos ya que el historiador Fernando López Raja sospecha que las momias halladas en 1553 en la referida tumba son en realidad de una madre y su hijo.
Pero fijémonos en la parte romántica, cuenta la leyenda que un rico mercader tenía una hija muy bella, se llamaba Isabel de Segura, coincide un día en el mercado con un joven de procedencia humilde, Diego de Marcilla, hablan y se enamoran el uno del otro.
El joven le pide a ella en matrimonio, pero esta le contestó que solo lo haría con el permiso de sus padres, Diego interpreta esta negativa como un desprecio hacia él, ya que era pobre y ella era muy rica.
Como Diego está sumamente enamorado de Isabel le propone que le espere cinco años sin casarse, en este tiempo él se marchara para trabajar y conseguir dinero y riqueza. Ella acepta y le promete que le esperará los cinco años.
El padre de ella, como era costumbre en aquella época, quería que su hija se casara con alguien de su igual, pero ella le contesta que había tomado un voto de virginidad por cinco años, ante esta respuesta su padre renuncia a que su hija se casara respetando su voto.
Pasados los cinco años el padre insiste de nuevo y ella, al no haber regresado Diego, no tiene más remedio que aceptar la boda que le proponen y casarse con el marido elegido por sus padres; entonces aparece de nuevo Diego e intenta forzarla para que vuelva con él, ella le contesta: “Quiera Dios que yo falte a mi marido, por la pasión de Jesucristo os suplico que busquéis a otra, que de mí no hagáis cuenta, pues si a Dios no ha complacido, tampoco me complace a mí».
Diego le insiste “Bésame que me muero”, ella no accede y él cae muerto, este suceso a ella la altera y despierta a su marido que se burla y ella le cuenta lo que había sucedido con Diego, el marido le dice entonces “Oh malvada, ¿y por qué no lo has besado?” ella responde “Por no faltar a mi marido”.
El marido pensando que le iban a acusar de matar a Diego, sacan el cadáver con gran sigilo de la casa, lo llevan a la casa de su padre y ella con grandes remordimientos por no haber accedido la petición de Diego, se propone besarlo antes de que lo entierren, se acerca a la iglesia donde estaba el muerto y se acerca a besarle, le levanta la mortaja y en el momento que lo besa cae muerta.
El marido de ella cuenta la hermosa historia y acuerdan todos enterrarlos juntos, de ahí el monumento funerario que hay en Teruel.
Existe la fundación en esta ciudad de “Los amantes de Teruel”, mantiene la tradición, pues es una leyenda muy bonita de un amor romántico, que se ha convertido con el paso del tiempo en parte de la historia de la ciudad, siendo uno de los elementos reconocibles de la misma.
No sé si será cierta o no esta historia, pero es muy hermosa y ensalza una vez más el amor entre un hombre y una mujer.
El verdadero amor es uno de los sentimientos más importante del hombre, aunque en nuestro mundo en parte se ha desvirtuado; San Pablo ya señalaba en su famosa carta a los Corintios el verdadero amor:
“Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada……".
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