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Lo políticamente correcto


      Desde hace mucho tiempo se ha instalado esta frase y lo que se deriva de ella en nuestra sociedad, en realidad es una imposición de las masas en las que se ha creado un estado de opinión sobre diferentes cuestiones.

   Es cierto que hay temas en los que si debe existir una opinión consensuada como por ejemplo con el racismo, la xenofobia, la violencia de género, …. Pero hay otras cuestiones en las que hay diferentes  formas de pensar,  pero en las que no puedes manifestarte en contra de lo “políticamente correcto”, salvo que te expongas a recibir descalificaciones o incluso condenas mediáticas.

   Señalaba en una columna anterior, “el poder de los medios de comunicación” la experiencia del Psicólogo Solomon,  que ha puesto en evidencia que en realidad somos menos libres de lo que pensamos y estamos condicionados por la opinión de las personas que nos rodean, esto le refleja en cierta medida un antiguo refrán: "allí donde fueres, haz lo que vieres", solemos acomodarnos a lo que piensa el grupo aunque no estemos de acuerdo

    El sociólogo Herbert Kelman estudió este fenómeno y señala tres grados o niveles de conformidad: la condescendencia, la persona acepta las normas del grupo a cambio de conseguir una recompensa;  la Identificación: en este caso no prima el interés ni el deseo de obtener una recompensa, acepta las normas del grupo porque encuentra atractivo el deseo de pertenecer al mismo, un caso típico es el del “nuevo rico”, adopta las pautas y costumbres de la sociedad donde quiere entrar: por último la Internalización: es la integración más profunda, aquí hay una identificación total con los valores y creencias del grupo, es propia de personas comprometidas como los sacerdotes o los miembros de una ONG.

   Fruto de lo políticamente correcto es la polémica que se ha originado hace unos pocos días cuando el torero Francisco Rivera publica en las redes una foto en la que se le ve toreando una vaquilla y lleva en brazos a su hija, parece que esta es una costumbre que han practicado muchos toreros, que se han solidarizado con este y de hecho han publicado fotos similares, pero ha recibido la condena de un sector de la sociedad, en la que puede haber de todo; animalistas en contra de la fiesta taurina, defensores de la infancia,… y lo que se dice en las redes sociales. A mi parecer este asunto se ha llevado al absurdo.

   Pero hay más casos, en la campaña electoral última, una mujer aspirante a diputada de Ciudadanos, se manifestó en contra de la discriminación legal que hay a favor de la mujer sobre el varón cuando está por medio la violencia de género; que conste para que no haya dudas, que condeno toda violencia contra la mujer; la polémica que originó dio a lugar que Albert Rivera saliera al paso para dejar claro que su partido estaba, como es obvio, en contra de la violencia de género.

   Las redes sociales constituyen un importante instrumento de lo políticamente correcto, en si las redes como todo avance tecnológico es una buena cosa, pero también se convierte con frecuencia en una autentica cloaca; aprovechándose del anonimato se insulta a otras personas o se vierten comentarios de todo tipo.

   Otras veces se hacen descalificaciones de forma sutil, envueltas en buenas palabras pero en el fondo lo que se hace es condenar mediáticamente a personas que piensan distinto, se están dando casos de acoso sexual a mujeres a través de esta, incluso violencia de género, no es la primera vez que han salido imágenes intimas de mujeres como venganza de un novio despechado, o de alguien que quiere forzar a la mujer a aceptar algo que ella rechaza.

   El acoso escolar o personal en los adolescentes también se ha manifestado en las redes,  llevando al suicidio a la persona objeto del acoso; este año pasado, sin ir más lejos, Arancha, una adolescente que asistía a un Instituto de Madrid se suicido al no poder aguantar el acoso escolar a que estaba sometida, esta chica recibía mensajes descalficatorios de forma continua.

     Lo políticamente correcto no deja de ser una censura encubierta, va adobada a veces de un profundo sectarismo, en realidad es una nueva forma de totalitarismo pues rechaza a los que discrepan, no aceptan ni la más mínima critica a sus planteamientos.

     Se ha convertido en una verdadera religión, ya que señala lo bueno y lo malo para los que lo fomentan, como consecuencia machacan y anatemizan a los que no piensan igual, sacando una poderosa artillería de descalificaciones insultos, slogans,.. contra estos, no debería ser así, pues en toda sociedad libre se piensa de forma diferente en muchas cuestiones.

     Consideramos que salvo en aquellos temas que son condenables, hay que dejar que cada persona opine, se podrá estar de acuerdo o no con lo expresado en un momento dado, pero nunca debe ser objeto de descalificación, ni menos ampararse en el anonimato para descalificar o insultar,  pues las opiniones en una sociedad democrática son libres.

    Yo lo siento, pero no soy políticamente correcto.

   

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