Muertos que no hacen ruido, pero merecen reconocimiento
Escribió María Zambrano “Hay muertos que no hacen ruido, llorona, y es más grande su penar”. A veces la bulla, el ruido lo meten intencionadamente los medios de comunicación. A veces el silencio, contrario al ruido, es causa de la familia que prefiere la intimidad para llorar a los que se han ido. Mi amigo, nuestro amigo Francisco Peralto Vicario, el poeta, el impresor, el editor, el inventor de libros se ha ido y nos hemos enterado tarde. Pero un poeta nunca se va porque su obra permanece, porque su huella perdura, porque sus versos siempre encontrarán un eco, un lector, un doctorando que les encienda la gloria que merecen, un crítico que resalte su valor. Mucho debemos todos a Paco Peralto, mucho debe Málaga -Málaga, sí, Málaga- a sus iniciativas, a sus propuestas, a sus incansables quehaceres que nos llegaban de su propia mano para sorprendernos siempre. ¿Por él mismo, acaso, escribiría aquellos versos “En la puerta cincelada / Libertad -ya te he nombrado- daba / golpes inútilmente”?
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