Un crack jugando al croquet
Si su abuelo se entretenía jugando al croquet, ella pasaba las horas enchufada a los auriculares que recibían las señales acústicas del teléfono móvil.
Si su abuelo adquirió gran maestría dando con el mazo a las bolas de madera que dirigía con precisión para hacerlas pasar bajo los pequeños arcos, ella tenía la habilidad de escribir, en la pequeña pantalla, aceleradamente, mensajes con los dos dedos pulgares, de encontrar la música más novedosa y, sobre todo, de hacerse fotos a sí misma en lugares llamativos.
—¡Esta niña, esta niña, siempre, siempre con el telefonito en la mano! ¡Esta niña! —comentaba el mayor.
Un día la llamó su abuelo para que le configurara el móvil. Ella nunca llamó al experto en croquet para que la enseñara a jugar.
Una mañana, la joven acompañó a su abuelo al campo de juego. Le hizo fotos de todas las posturas y un corto vídeo que colgó en sus redes sociales: "Mi abuelo es un crack jugando al croquet".
El vídeo se hizo viral y los mensajes celebrando las habilidades del jubilado petaron el móvil de la nieta.
Nunca supo el abuelo que se había hecho fugazmente famoso en Internet.
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