El Copo. Confinamiento
Mi muy querida hija es única en todos los aspectos que dicho término abarque.
Cuando "la pastora" mi mujer contrajo el maldito "alz", ella vino a vivir, cuidar, reír y sufrir con nosotros. Sus dos hijas ya eran bachilleres; una de ellas, mi Carmen, licenciada ya en Educación Física y "aficionada" a los master siempre anda ocupada, la otra, Elena, "merenguito" para los amigos, estudia veterinaria y este curso, por aquello del Erasmus, anda en Milán viviendo y estudiando al por mayor. Manuel es el esposo de mi hija, por lo civil y lo religioso. Y lleva bien, quiero y deseo creer, lo de la separación provisional.
Durante este tiempo de pandemia acelerada ha desembarcado, proveniente de Milán, mi querida Elena. La mamá, previsora al máximo y asi deberían ser todas las madres, le encasquetó un test de antígenos y venía pringada de covid, o sea, dio positivo. Al otro día le hicieron un PCR y repitió el mismo resultado.
Sonaron las alertas. La niña se había traído de Milán el "ómicron". Alarma. Habitación y baño para ella, doble mascarilla. El resto -hija, esposa y el que esto susurra- muchísimo cuidado, prevención máxima, alguna lágrima de escape, y nos dieron la una, las dos y las tres... y fue pasando el tiempo, la nochebuena, los inocentes y... ya está sana y salva.
Y nosotros contentos. Todo es luz y alegría. Creo que es lo último extraño que me ha tocado vivir, pero aunque no es deseable hemos salido de la maldita rutina para entrar a saco en el de la preocupación.
Por si alguien me puede ayudar, ahí va. Estas criaturas, los "Erasmus", fueron vacunados alla por septiembre con Jansen para ser enviados a invadir Europa.
Y ahora, qué?, quiero decir se deben volver a vacunar. Toda sugerencia será bienvenida.
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