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La buena noticia. El año de la esperanza


    No se quien decide ponerle nombre a los años. Hoy me permito la arrogancia de bautizar al 2017 como “el año de la esperanza”.

    Creo que este nombre se impone. Es totalmente imprescindible. Después del año de “la misericordia” (en el que la humanidad se ha mentalizado en la teología del perdón), cae por su propio peso el “año de la esperanza”, en el que haremos realidad nuestros buenos deseos.

    Hace años escuchábamos en los discos dedicados de las emisoras de radio aquello de: “tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor”… y el que tenga estas tres cosas… que le de gracias a Dios. Los deseos de la humanidad siguen siendo los mismos. Me voy a permitir el analizarlos.

Salud.- Se va a seguir luchando y venciendo al cáncer. La seguridad social va a atender a los pacientes en un plazo razonable. Se va a estar menos de media hora en la cola de los consultorios. Nos vamos a llevar bien los pacientes y los sanitarios. Se va a luchar por la vida, en todos sus estadios, la vejez con calidad y  la muerte digna y asistida. Van a repartirse los alimentos de forma que no tenga que seguir estando media humanidad a dieta para no engordar y la otra media, a dieta por no tener que comer. Van a desaparecer las drogas y las toxicomanías, el alcohol y la velocidad mal entendidos.

Dinero.- ¡Ay “er mardito parné”! La fuente de “casi” todos los males. Lo mismo que los alimentos. Espero que se reparta mejor. En función del esfuerzo de cada uno. Lejos de la ambición y el atesoramiento. Una sociedad con cultura y ganas de trabajar y un reparto justo. Los bancos van a servir a los clientes, no a servirse de ellos.

Amor.- Del de verdad. El amor que no se hace… ni se compra… ni se vende. Que se gana con el esfuerzo y la entrega. En este aspecto vamos por mal camino. Seguimos enraizados en el egoísmo: primero yo, después yo y “aluego naide”. Tendremos que recurrir más a la familia. Es la fuente de todo.

     Hasta aquí la copla. La vida nos seguirá trayendo políticos egoístas, corruptos, embusteros, que se pegarán tortazos en nuestra cara; “religiosos” que prediquen la división, la intolerancia y la guerra; comunicadores que sigan haciendo fortuna presentando lo “peor de cada casa” para obtener audiencias millonarias.

     Mi buen noticia de hoy la baso en mis deseos de que se cumpla lo del año de la esperanza; que sigan disminuyendo las llamadas al teléfono de la esperanza (5929 hasta el día de hoy en este año), pero que haya quien las siga atendiendo; que desaparezcan las ONGs porque la justicia las ha hecho innecesarias, pero por desgracia tendrán que seguir funcionando –y muy bien- gracias a Dios; Cáritas, Bancos de Alimentos, Asociaciones de reparto, hogares para niños y marginados, ancianos y mujeres abandonadas, etc.

     Bienvenido el año de la Esperanza. Yo –solo por hoy- lo voy a intentar vivir. De verdad. Tengo esperanza en el 2017.

 

 

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